
Son psicólogas a tiempo completo. Limpiadoras, zurcidoras y educadoras reducidas a un simple género en la mayor parte de las ocasiones. Y así hasta más de 40 ocupaciones reconocidas por la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu).
Estas mujeres, y algunos hombres valientes, son los auténticos pilares de nuestra sociedad y, a cambio, “no tienen ningún tipo de remuneración, salvo el amor”, indica Isabel Ávila, presidenta de la citada organización. No es poco, pero como el cariño —en el caso de que la afortunada lo reciba— es bastante complicado de cuantificar, el colectivo de amas de casa tiene un serio problema económico.
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