
«Me encantan las tareas del hogar», declara esta boliviana de 48 años. Unas horas después de su paso cual torbellino limpiador se puede hacer perfectamente la prueba del algodón, como comprueban dos veces por semana Eduardo y Carla. Con Cristina tiene más relación al estar jubilada. Es miércoles y el reloj marca las 14.30 horas. Miriam ya ha terminado sus cuatro horas y media de rigor, pero no deja la casa. Se cambia de ropa y se sienta a la mesa para disfrutar del jugoso guiso que ha preparado Cristina mientras ella limpiaba. Como entrantes no faltan algunos chistes españoles y bolivianos. Es el fin de su jornada laboral por hoy. Mañana, vuelta a empezar.
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